Es probable que el acoso escolar o bullying haya existido desde que existen las escuelas, pero la investigación actual ha evidenciado los efectos nocivos de esta práctica en la educación, la salud y la seguridad de los niños y jóvenes en edad escolar, a corto, mediano y largo plazo.
Impacto en las víctimas
Académicamente, las víctimas del bullying suelen bajar en sus calificaciones, perder la capacidad de concentración, sentir rechazo por la escuela y tender al ausentismo e incluso a la deserción.
Socialmente, se aíslan para evitar conflictos, les temen a los compañeros y no se atreven a quejarse con maestros o autoridades para no dar más motivos de acoso.
Físicamente presentan problemas de salud que incluyen dolores de cabeza y de estómago.
Pero a la base de todo está un daño emocional que abarca desde trastornos del sueño, baja autoestima, ansiedad, irritabilidad, miedo, desconfianza de los otros, hasta depresión asociada con abuso de sustancias, trastornos de la alimentación, autolesiones, ideación suicida y, en el caso extremo, suicidio.
Impacto en los acosadores
Generalmente no les gusta la escuela, tienen poco apego a las reglas morales y sociales, poca vigilancia paterna o poca confianza en los padres; participan en riñas, hurtan y abandonan pronto los estudios. Una investigación llevada a cabo en Inglaterra mostró que 10 años después de haber sido un niño/adolescente acosador, el individuo es más propenso al robo, la violencia y el alcoholismo.
No se sabe con exactitud qué es lo que convierte a un niño en acosador, pero entre las causas posibles están: ser él mismo víctima de acoso, por ejemplo, familiar; impulsividad por inmadurez cortical, necesidad de llamar la atención entre los otros miembros del grupo.
Impacto en los espectadores
Estos pueden volverse reacios a asistir a la escuela; sentirse impotentes para actuar o culpables por no hacerlo; se advierte en ellos un aumento de problemas de salud que incluyen ansiedad y depresión, así como un incremento en el consumo de tabaco, alcohol y otras sustancias tóxicas.