LAS EMOCIONES POSITIVAS II

A lo largo de nuestra vida no faltan momentos caracterizados por experiencias de emociones positivas, como la alegría, la ternura, la esperanza, el gusto, el amor, etc., que no solo son signos sino también causa de nuestro buen funcionamiento psíquico.

A pesar de su cercanía con otros estados afectivos, como la satisfacción que causa aliviar el hambre o la sed, las emociones positivas suelen tener vida corta; su significación está asociada con las circunstancias en que se producen y van acompañadas siempre de una valoración, es decir, pasan por un proceso cognoscitivo que permite al sujeto saber qué tan intensa es la emoción, asociarla con el evento que la causa, interpretar qué tanto afecta su estado actual y llevar a cabo las acciones que se deriven de todo el proceso. Supongamos, por ejemplo, la alegría que implican eventos como terminar de escribir una tesis, obtener un aumento de salario, recibir una buena noticia relacionada con un hijo, sacarse la lotería o ganarle en el tenis a Nadal, y las diferentes  consecuencias mentales, psicológicas y físicas, que cada evento puede desencadenar.

Sin perder de vista que lo que nos interesa en este momento es el tema de las emociones positivas, vale la pena aclarar que en un intento por ahondar en la distinción entre emociones y otros estados mentales, el psicólogo Paul Ekman distingue seis emociones básicas: la felicidad, del lado positivo, y el miedo, la ira, la sorpresa, el asco y la tristeza, del lado negativo, y establece cuatro criterios definitorios obtenidos en una larga investigación que abarcó seis diferentes culturas, algunas de ellas iletradas y sin acceso a medios como la televisión. En esta ocasión, hablaremos del primero de estos criterios:

Las emociones básicas, sostiene Ekman, tienen formas de expresión, particularmente facial o corporal, que son universales y que, aunque puedan evitarse, modificarse o fingirse, están congénitamente ligadas a la emoción.  De ahí que podamos reconocer la emoción de los otros y sepamos, por ejemplo, que la expresión de asco que tiene una persona responde a algo que le resulta ofensivo al gusto o al olfato, ya sea literal o metafóricamente. Más abajo, en un comentario, incluimos una representación de las expresiones faciales de Ekman.

 

DEMETRE CHIPARUS. Las chicas

Las expresiones faciales según Ekman

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