LAS ONDAS CEREBRALES

Reconocer a una persona, saber si es de día o de noche, pintar un paisaje, dirigir una orquesta, caminar, respirar, manejar una computadora, realizar operaciones matemáticas o  intervenciones quirúrgicas, son capacidades humanas que resultan de la actividad oscilatoria, rítmica y sincrónica, como la del mar, de millones de neuronas que se comunican y procesan información mediante impulsos eléctricos.

La transmisión de esos impulsos genera estructuras o patrones de propagación conocidos como “ondas cerebrales”,  susceptibles de observarse mediante el electroencefalograma y de clasificarse no solo por su amplitud y frecuencia, sino también por su mayor o menor participación en la actividad de que se trate, ya sea el sueño profundo, la ensoñación, la meditación o el mayor trabajo intelectual. Estas ondas son:

Delta ─ La onda más lenta y de mayor amplitud, presente en las fases 3 y 4 del sueño, se asocia con la relajación profunda, con el sueño reparador y con algunas funciones inconscientes como la digestión y el ritmo cardíaco. Se detecta exceso de ondas Delta en algunas lesiones cerebrales, cuando hay problemas de aprendizaje, dificultades graves de pensamiento y trastorno por déficit de atención severo, mientras que la insuficiencia de estas ondas indica falta de sueño o problemas con el sistema inmunológico y la conservación natural del organismo.

Theta ─ También es una onda lenta y amplia, que se asocia con la creatividad, la intuición, la ensoñación y la fantasía; se le considera un receptáculo de recuerdos, emociones y sensaciones en su mayoría inconscientes. El exceso de ondas Theta indica inatención (TDA-H), depresión, hiperactividad e impulsividad, mientras que su déficit tiene que ver con el estrés, la ansiedad y  la confusión emocional.

Alpha ─ Lentas y amplias, como las anteriores, estas ondas tienden un puente entre la conciencia y el inconsciente. La producción de ondas Alpha promueve la calma cuando se le necesita y  facilita la relajación mental profunda. Se producen ondas Alpha en estado de alerta, pero no dominan cuando se procesa información. La excesiva presencia de Alpha es propia de soñadores, personas con dificultad para concentrarse o en estado de excesiva relajación por uso de alcohol u otras sustancias. En algunos casos, cuando predominan en el hemisferio izquierdo y sobre todo en el frontal, son indicadores claros de depresión. La insuficiencia de ondas Alpha se asocia con ansiedad, altos niveles de estrés, trastornos del sueño y trastorno obsesivo-compulsivo.

Beta ─ Estas ondas cerebrales son de alta frecuencia y poca amplitud, y se observan particularmente mientras estamos despiertos. Tienen que ver con el pensamiento lógico y consciente, la concentración, la realización de tareas, etc. Cuando se hallan en exceso son indicadores de ansiedad, estrés, sobreexcitación y adrenalina. Su falta, en cambio, indica trastorno por déficit de atención, depresión y problemas cognitivos.

Gamma ─ Las ondas Gamma, las de mayor frecuencia y menor amplitud, tienen que ver con las funciones cognitivas más elevadas, con el aprendizaje de materiales nuevos, con el procesamiento conjunto de información y memoria, así como con la combinación de lo que perciben distintos sentidos. El exceso de Gamma indica ansiedad, estrés elevado. Su poca presencia, inatención, depresión, problemas de aprendizaje.

Es importante señalar que aunque un ritmo cerebral predomine en un momento dado, dependiendo de la actividad de que se trate, estos cinco tipos de ondas cerebrales están presentes a lo largo de la corteza cerebral y el electroencefalógrafo puede medirlas al mismo tiempo.

JMW TURNER. Olas rompiéndose en la costa de Margate (Boceto para ‘Cohetes y luces azules’)

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