TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD (cuarta y última parte)

Las personas que presentan patrones de conducta permanentes, estables y de larga duración que en general se desvían de las expectativas culturales, ya sea en la manera de percibirse y de percibir a los demás, de responder emocionalmente, de interrelacionarse o de controlar su impulsividad, pueden tener alguno de los siguientes tipos de trastorno de la personalidad:

Paranoide: desconfía de los demás, se inclina al pleito, es hipersensible, celoso, envidioso, malhumorado, tiende al reproche, a la megalomanía y al autoritarismo.

Esquizoide: se aísla, se retrae, se siente incómodo en las relaciones, suele ser excéntrico, de pocos amigos, incapaz de expresar ideas y sentimientos, en especial la ira.

Esquizotípica: es la personalidad propia de un individuo excéntrico, de creencias extrañas o pensamiento mágico, discurso metafórico o muy elaborado, incapaz de tener amigos íntimos o confidentes.

Antisocial: desde la adolescencia, quien tiene este trastorno tiende a vulnerar los derechos de los demás, miente repetidamente, es impulsivo, irritable, agresivo, no siente culpa ni remordimiento; puede haber tenido o llegar a tener problemas con la policía.

Histriónica: característica de personas excesivamente emotivas, necesitadas de atención, seductoras, sexualmente provocativas, dramáticas y teatrales para expresar las emociones.

Evitativa: quien padece este trastorno de personalidad es socialmente inhibido, teme la crítica, se siente incompetente, inepto, poco atractivo e inferior a los demás.

Dependiente: necesita que lo cuiden, es sumiso, apegado, con miedo a la separación; no expresa desacuerdos y pide consejo para tomar decisiones y asumir responsabilidades.

Narcisista: necesita que le admiren, tiene sentimientos de grandeza y prepotencia y espera ser reconocido como superior. Sus fantasías giran en torno del éxito, el poder, la brillantez, la belleza o el amor ideal ilimitado. Carece de empatía, es decir, no está dispuesto a reconocer o a identificarse con los sentimientos y necesidades de los demás. Es arrogante.

Eco y Narciso, pintura de John William Waterhouse (1903).

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