TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD (primera parte)

Trastorno límite de la personalidad I

La personalidad es el conjunto de rasgos distintivos, estilos de comportamiento y rasgos de conducta que constituyen nuestro carácter o personalidad. La manera como vemos el mundo, nuestras actitudes, pensamientos y sentimientos son parte de nuestra personalidad. Los individuos con personalidades sanas son capaces de manejar los niveles normales de estrés y no tienen problema para relacionarse con familiares, amigos y compañeros. En cambio, todos aquellos que padecen un trastorno de la personalidad tienen dificultades para relacionarse con los demás. Tienden a ser inflexibles, rígidos e incapaces de responder adecuadamente a las exigencias de la vida.

Se conocen diez tipos de trastornos de la personalidad que han sido clasificados en tres grandes grupos: A. raros o excéntricos; B. dramáticos, emotivos o inestables; C. ansiosos o temerosos.

Por tratarse del más común de estos trastornos, empezaremos esta serie con el trastorno límite de la personalidad (TLP), también llamado borderline o limítrofe, que pertenece al grupo B.

Quienes sufren trastorno límite de la personalidad, en su mayoría mujeres, se caracterizan por una inestabilidad generalizada en distintas áreas, incluyendo las relaciones interpersonales, la autoimagen y los afectos; tienden a ver la realidad en términos de todo blanco o todo negro; sus cambios de humor son abruptos; sus relaciones, tormentosas; su impulsividad extrema,  y muchas de sus acciones son impredecibles y autodestructivas, entre un 50 y 80% de los casos. El trastorno se presenta al inicio de la edad adulta, aunque algunos síntomas, en especial los autolesivos, suelen aparecer desde la adolescencia. De acuerdo con el DSM-V, para el diagnóstico del trastorno límite de la personalidad deben hallarse presentes al menos cinco de los siguientes síntomas:

  • Miedo intenso al abandono real o imaginario que conduce a esfuerzos desesperados para evitarlo.
  • Un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas caracterizadas por la alternancia entre los extremos de idealización y desvalorización.
  • Alteración de la identidad: imagen propia o autoestima persistentemente inestable.
  • Impulsividad en al menos dos áreas que son potencialmente autodestructivas, por ejemplo: gastos, sexo, abuso de sustancias tóxicas, conducir de manera temeraria, bulimia.
  • Comportamientos, actitudes o amenazas suicidas recurrentes o comportamientos de automutilación.
  • Inestabilidad afectiva causada por una marcada reactividad del estado de ánimo, por ejemplo, emociones desagradables, irritabilidad o ansiedad que duran desde unas cuantas horas hasta varios días.
  • Sentimiento crónico de vacío.
  • Ira inapropiada o intensa o dificultad para controlar la ira, por ejemplo, muestras frecuentes de mal genio, enfado constante, peleas físicas recurrentes.
  • Ideas pasajeras de persecución o síntomas disociativos graves, como perder contacto con la realidad, en situaciones de estrés.

 

El trastorno límite de la personalidad está asociado frecuentemente con otros problemas de salud mental, como la depresión, el trastorno bipolar, el abuso de sustancias, los trastornos de ansiedad y los trastornos de la alimentación. En la siguiente entrega profundizaremos en el tema.

 

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