PSICOFARMACOLOGÍA Y PSICOFÁRMACOS IV

Ansiolíticos 1 La búsqueda de sustancias que ayuden a la relajación y/o a la inducción del sueño parece formar parte de la historia humana. Por lo menos así puede entenderse el uso curativo que se dio en la antigüedad al alcohol o al opio. Todavía a fines del siglo XVII, el médico inglés Thomas Sydenham, consideraba que el opio había sido creado por Dios para “dar consuelo a los que sufren”. En el siglo XIX, cuando ya se habían reconocido las propiedades adictivas y los efectos indeseados de los derivados del opio y del alcohol, comenzaron a emplearse como sedantes algunas sustancias como los bromuros, que habían mostrado su efectividad en el tratamiento de la epilepsia, aunque la propia enfermedad era muy mal entendida en aquel entonces. A principios del siglo XX se introducen en la medicina los barbitúricos y otros compuestos como la metacualona, que pronto mostraron generar alto grado de dependencia, ser sumamente tóxicos e incluso mortales en caso de sobredosis. Así llegamos a la aparición de la primera benzodiacepina, descubierta en 1957 más o menos por azar, que mostró efectos anticonvulsivos, hipnóticos, ansiolíticos y relajantes musculares. A partir de entonces comenzaron a sintetizarse centenares de compuestos de esta sustancia, de los que todavía están en uso muchos de ellas. Paralelamente, a lo largo del siglo XX, la investigación psiquiátrica en torno a la ansiedad avanzó no solo en la distinción de los síntomas ansiosos, sino en el establecimiento de criterios diagnósticos que permiten reconocer diferentes formas del trastorno. Los más frecuentes en la clínica psiquiátrica son: Trastorno de ansiedad generalizada Trastorno de pánico Trastorno obsesivo-compulsivo Trastorno...

PSICOFARMACOLOGÍA Y PSICOFÁRMACOS III

Antidepresivos 2 Tanto los antidepresivos tricíclicos como los IMAO, descubiertos por azar en la primera mitad del siglo XX, fueron un gran alivio para un altísimo porcentaje de personas deprimidas (se calcula que funcionaron en un 60 – 80% de los casos en los Estados Unidos), pero, además de que no habían sido sino un primer paso en la comprensión de la depresión como un desequilibrio en la neurotransmisión, sus efectos secundarios incluían enlentecimiento y aumento de peso severos, así como riesgo de muerte por sobredosis, lo que obligaba a la búsqueda de una mejor droga. Así fue como a partir de 1974 surgieron los antidepresivos ISRS (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina), encabezados por la fluoxetina (Prozac),  seguida por otras sustancias como paroxetina (Paxil), sertralina (Altruline), escitalopram (Lexapro), etc. Aunque la propiedad fundamental de estos fármacos es cambiar el equilibrio de la serotonina para mejorar el envío/recepción de mensajes químicos entre las neuronas y, de ese modo, mejorar el estado de ánimo incidiendo selectivamente en la serotonina y no en otros neurotransmisores, cada uno de estos antidepresivos actúa de manera ligeramente diferente, lo que permite al psiquiatra, una vez hecha la evaluación y el diagnóstico, elegir el que más conviene para los trastornos que se benefician de los ISRS: Depresión mayor y distimia. Trastorno de angustia. Trastorno de ansiedad generalizada. Trastorno obsesivo-compulsivo. Fobia social. Trastorno por estrés postraumático. Bulimia. Trastorno disfórico premenstrual. Poco después de los ISRS, aparecieron también en el mercado antidepresivos que actúan no solo sobre la serotonina, sino también sobre la noradrenalina o norepinefrina, pero sin incidir de manera importante en otros neurotransmisores y,...

PSICOFARMACOLOGÍA Y PSICOFÁRMACOS II

Antidepresivos 1 Todavía en los años 50, antes de que surgieran medicamentos realmente eficaces para tratar trastornos mentales graves, los psiquiatras tenían que recurrir a técnicas extremas como la terapia electroconvulsiva, los comas insulínicos o la deprivación del sueño, hasta que, de manera totalmente azarosa, se produjo uno de los grandes avances de la medicina del siglo XX: el desarrollo de drogas que interactúan con los sistemas químicos cerebrales. Los avances comienzan quizá en 1949, cuando se descubren los beneficios del litio en el manejo de cuadros maníacos y esquizofrénicos. Un poco más adelante, en 1951, un grupo de médicos que probaban una nueva droga (iproniazida) en pacientes tuberculosos, advirtieron inmediatas transformaciones positivas en el ánimo y la conducta de los enfermos.  Esta droga sería conocida después como el primer antidepresivo inhibidor de la monoamino oxidasa (IMAO). Alrededor de la misma época, el tratamiento de pacientes esquizofrénicos con imipramina (el primer psicofármaco tricíclico, llamado así por su estructura de tres anillos) permitió descubrir con asombro que el medicamento elevaba considerablemente el estado de ánimo y aumentaba la energía de los pacientes deprimidos, mientras que tenía efectos sedantes en los enfermos no deprimidos. Hubo otros casos en que los avances se obtuvieron por la vía negativa. Tal fue el caso del empleo de una droga prescrita para controlar la presión sanguínea (Raudixine) que produjo en los usuarios una sintomatología claramente depresiva, como culpa, desesperanza, ideación suicida, etc. Paralelamente, los resultados de las investigaciones científicas acerca de la estructura y funcionamiento del cerebro y en particular de la neurotransmisión y la acción de ciertos neurotransmisores,  inspiraron acerca del tratamiento de la...

PSICOFARMACOLOGÍA Y PSICOFÁRMACOS I

Por muchos años, los trastornos mentales fueron vistos predominantemente como derivados de traumas infantiles o experiencias muy tempranas, estresores de la vida diaria y conflictos interpersonales, susceptibles de tratarse por psiquiatras de orientación psicodinámica, abocados a la exploración verbal del inconsciente o mundo interior de la persona. Eran minoría, y sobre todo menos aceptados, los psiquiatras que suponían que esos trastornos tenían una base biológica y necesitaban tratarse con psicofármacos. En la segunda mitad del siglo pasado se produjo una inversión en los niveles de aceptación de estas posiciones frente a la etiología de los trastornos mentales, cuando los avances científicos y tecnológicos enfatizaron el papel que juega el cerebro en la salud/enfermedad mental, además del avance sustancial en el conocimiento de la neuroquímica y de la capacidad de modular la neurotransmisión; de los estudios moleculares; del desarrollo de distintas áreas del cerebro y su participación en las neuropatologías; de las enfermedades neurodegenerativas; de la investigación genética de las enfermedades mentales y de la variabilidad en los genes por acción de los fármacos, que es campo de la farmacogenética. Actualmente, sin embargo, estos enfoques de la psiquiatría han dejado de ser excluyentes y, ante la abundante experiencia clínica y científica, la especialidad se ha vuelto ecléctica y ha logrado los mejores resultados atendiendo a las necesidades particulares de cada paciente y determinando, mediante la evaluación y el buen diagnóstico, cuándo y en qué medida conviene uno u otro método, así como cuándo lo que procede es combinarlos. En las siguientes entregas trataremos temas relacionados con los psicofármacos de mayor consumo en el mundo, a saber, los antidepresivos, los ansiolíticos...