SALUD MENTAL, PANDEMIA Y POSPANDEMIA 2

Por el tiempo transcurrido, estamos ya en condiciones de analizar las principales emociones que han afectado a la mayoría de la población durante la pandemia. La intención de hacer este resumen es ayudar al lector a reconocer como dentro de lo esperado algunas de sus reacciones. Al inicio, dominó la incredulidad. Nos sentimos dentro de una película de terror o de una pesadilla, de la que tendríamos que salir o despertar. Muchas personas, quizá las más informadas, transitaron pronto de la incredulidad a la ansiedad y al miedo; asumieron su fragilidad e impotencia ante el enemigo invisible.  Para otros, en cambio, resultó inverosímil la existencia de un virus capaz de producir una gripe mortal. Ajenos al discurso de la ciencia, prefirieron adherirse a las distintas teorías conspiracionistas, o bien, a la falsa creencia de que a ellos “nada les puede pasar”. Aunque muchas veces la negación se debió a carencias educativas, las posturas anticientíficas y antivacunas fueron en su mayoría fomentadas por algunas religiones y por los naturismos y veganismos extremos. Para los convencidos de que estamos viviendo una pandemia y esperamos con ansia recibir la vacuna que corresponda se han sucedido o presentado conjuntamente sentimientos de soledad, tristeza, duelos, enfermedades y todo tipo de pérdidas, frustración, impotencia, culpa, obsesión por saber todo lo concerniente al virus y a las crecientes cifras de contagios y muertes, o bien, alejamiento y desinterés por todos esos datos. En otra entrega comentaremos las respuestas físicas más frecuentes relacionadas con el Covid cuya desaparición se vislumbra, aunque todavía lejana. Imagen completa del Caldero de Gundestrup de origen celta. Museo de Copenhague,...

SALUD MENTAL, PANDEMIA Y POSPANDEMIA 1

Cuando aparece como una pequeña luz en el horizonte la posibilidad de acceder a una vacuna que nos inmunice contra el virus letal, tan impropio del siglo XXI, parece más necesario que nunca profundizar en el conocimiento de los problemas de salud mental que en el mediano y largo plazo tendremos que enfrentar médicos y pacientes. De acuerdo con estudios recientes, es altamente probable que las personas con predisposición genética a alguna forma de trastorno obsesivo compulsivo (como obsesiones de contaminación y limpieza compulsiva) desarrollen, agraven o vuelvan crónica esta condición mental, a menos que reciban el tratamiento adecuado. Además del TOC, que es una manifestación del trastorno de ansiedad, es posible que la ansiedad generalizada, tan común en las sociedades contemporáneas, se agrave como problema entre las personas que enfoquen su atención en alguna otra amenaza, aun cuando la pandemia actual llegara a  quedar controlada. El aislamiento social ha causado entre muchas personas pérdida del sentido de la vida que, lamentablemente, puede convertirse en un desapego o desinterés por el mundo externo, síntoma propio de la depresión severa. Están también presentes el estrés postraumático, sobre todo en familiares de víctimas mortales y de personas que enfermaron gravemente de Covid, así como todos los trastornos reactivos que pasan por el estrés excesivo, la depresión y la ideación suicida, y que ya afectan a quienes han visto severamente disminuidos sus ingresos y a quienes han quedado desempleados. Además de mantener las consultas en línea, una vez que haya condiciones para reanudar la socialización, estaremos ofreciendo evaluaciones diagnósticas con mapeo cerebral muy accesibles. La imagen es un detalle del interior del...