REFLEXIONES DESDE LA PSIQUIATRÍA Y EL PSICOANÁLISIS

En torno a la sexualidad De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud,  la sexualidad es un aspecto central del ser humano, presente a lo largo de su vida, que abarca el sexo, las identidades, los papeles de género, el erotismo, el placer, la intimidad, la reproducción y la orientación sexual, susceptible de vivirse y expresarse por medios tan variados como pensamientos, fantasías, deseos, creencias, actitudes, valores, conductas, prácticas, roles y relaciones interpersonales. Con base en esa definición, podemos afirmar que los problemas sexuales pueden tener su origen en factores biológicos, psicológicos o interpersonales, así como en los conceptos de normalidad/anormalidad que imponen en un momento dado la moral y la cultura; de ahí que del origen del trastorno dependa el especialista que resulte la mejor opción de tratamiento, ya sea un ginecólogo, un urólogo, un psicoterapeuta o un consejero espiritual. En el caso de la psiquiatría, las preocupaciones sexuales aparecen casi siempre como subyacentes a la ansiedad que producen; tal es el caso, por ejemplo, de los problemas relativos a la identidad sexual y las disfunciones sexuales como anorgasmia, eyaculación precoz o carencia de deseo. De estos y otros temas afines tratarán nuestras entregas del próximo año, al regreso de las vacaciones de diciembre. GUSTAV KLIMT....

REFLEXIONES DESDE LA PSIQUIATRÍA Y EL PSICOANÁLISIS

Aflicción, duelo y luto Con algunas diferencias semánticas, los tres términos refieren a las reacciones de las personas que sufren la muerte de un ser querido. La aflicción o sentimiento de pérdida es la respuesta psicológica y física ante  esa muerte; el duelo es el tiempo que dura la aflicción hasta que se acepta la pérdida y se reintegra el doliente a su nueva realidad, y el luto, por su parte, es el conjunto de manifestaciones sociales y culturales asociadas, como servicios funerarios, ceremonias, rezos, etc. Nos interesan particularmente los dos primeros, porque la aflicción y el duelo son muy similares en cuanto a los síntomas, desarrollo y resolución. La aflicción y el duelo son procesos normales que causan por igual efectos psicológicos (sentimientos de ira, culpa, ansiedad, tristeza, desesperación, soledad, etc.) como físicos (trastornos del sueño, de la alimentación, del sistema inmunológico, enfermedades oportunistas y otros malestares), que sin embargo disminuyen sensiblemente en un plazo que oscila entre seis meses un año, pues aunque casi nunca desaparecen por completo, esos sentimientos quedan circunscritos a ciertos recuerdos y a ciertas situaciones desencadenantes. Pero los síntomas tanto de la aflicción como el duelo pueden complicarse. Los casos más frecuentes son el  duelo anticipado que, aunque puede preparar para el momento en que ocurra la muerte real del ser querido, se asocia normalmente con depresión; en el caso de muertes violentas o inesperadas (desastres, suicidio), estamos ante un duelo traumático, en el que coexisten la sintomatología propia del duelo y la que se refiere al estrés causado por el trauma. Un tercer tipo es el duelo postergado, en el que los...

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La cercanía de la muerte y los cuidados paliativos Hacia el final de la vida, la sintomatología psiquiátrica incluye prácticamente en todos los casos síndromes ansiosos y depresivos, así como estados confusionales. El predominio de uno sobre otros depende sobre todo de la edad del paciente, pero casi siempre coexisten. Aunque por lo general estos síndromes son secundarios a la enfermedad en fase terminal, es indispensable tratarlos farmacológicamente y con cualquier otro método terapéutico que alivie los síntomas, pues no podemos olvidar que nuestro principal objetivo es mejorar la calidad de vida del paciente, y esto incluye evitarle el dolor y los malestares físicos, ayudarlo a enfrentar sus emociones y apoyar el ejercicio de sus derechos que, según la legislación mexicana son: Recibir atención médica integral. Ingresar a las instituciones de salud cuando requiera atención médica. Dejar voluntariamente la institución de salud en que esté hospitalizado… Recibir un trato digno, respetuoso y profesional procurando preservar su calidad de vida. Recibir información clara, oportuna y suficiente sobre las condiciones y efectos de su enfermedad y los tipos de tratamientos… Dar su consentimiento informado por escrito para la aplicación o no de tratamientos, medicamentos y cuidados paliativos adecuados a su enfermedad, necesidades y calidad de vida. Solicitar al médico que le administre medicamentos que mitiguen el dolor. Renunciar, abandonar o negarse en cualquier momento a recibir o continuar el tratamiento… Optar por recibir los cuidados paliativos en un domicilio particular. Designar a algún familiar… para el caso de que, con el avance de la enfermedad, esté impedido a expresar su voluntad. A recibir los servicios espirituales, cuando lo solicite él, su...

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La idea de la muerte y saber que la propia muerte es inminente Pensar seriamente en la muerte es, en general, algo que tratamos de evitar en la vida cotidiana; sin embargo, está clínicamente probado que, a nivel inconsciente, el miedo a la muerte determina buena parte de nuestro comportamiento, tanto bajo el disfraz de miedo a lo desconocido o de miedo a la vida, que conduce a la inacción, como ocultándolo tras una elevada autoestima o incluso una sensación de inmortalidad simbólica. Nuestras creencias acerca de la muerte pueden incluir ideas religiosas de tránsito hacia otra dimensión; puede tenerse fe en sucesivas  reencarnaciones o simplemente aceptarse la fría definición médica de la muerte como  el cese absoluto de las funciones vitales; de cualquier manera, consciente e inconscientemente, el tema de la muerte es causa fundamental de elevación en los niveles de ansiedad y depresión. Con todo, hay diferencia entre saber que vamos a  morir y recibir la noticia de que nuestra muerte es inminente. En el primer caso, ese conocimiento es generador de angustia; en el segundo, por paradójico que parezca, es muy frecuente que la persona que sabe que su muerte está cerca se  llene de sentimientos y pensamientos positivos: suele suceder que empiezan a cobrar significación cosas que antes pasaban desapercibidas, que pierden importancia los hechos y amarguras del pasado igual que los temores y ansiedades acerca del futuro; que se fortalecen los valores y se quiere vivir intensamente el poco tiempo que quede. Pero no es ésta una reacción inmediata. Lo más frecuente es que la persona transite, en algún orden que no necesariamente es...