ALGO MÁS SOBRE LA NATURALEZA DE LOS SÍNTOMAS PSIQUIÁTRICOS

Aunque existe evidencia en el sentido de que la mayoría de los problemas que encontramos en la clínica psiquiátrica tienen que ver con las fallas en la conectividad de las distintas regiones cerebrales, vale la pena reconocer que los estudios concentrados en individuos que sufren lesiones en regiones cerebrales específicas han contribuido enormemente al conocimiento de las funciones particulares de cada región. Así, por ejemplo, una lesión en el hemisferio dominante (el izquierdo en las personas diestras y en la mayoría de las zurdas) produce problemas muy serios en el habla y el lenguaje, dependiendo de la zona específica que afecte. Las lesiones en el área de Broca (frontal izquierdo) dejan intactas las funciones de lectura y comprensión del lenguaje, pero dificultan el habla. Las lesiones posteriores del mismo hemisferio que involucran el lóbulo temporal (área de Wernicke) no alteran la fluencia de las palabras, pero el discurso no obedece a las leyes de la gramática y muchas veces carece de sentido. Esta afección, que se conoce como afasia, se asocia también con dificultades en la comprensión del lenguaje y con la tendencia a repetir palabras y frases. El estudio de estas afasias ha permitido avanzar en el conocimiento de las regiones específicas del hemisferio dominante que deben comunicarse entre sí para que se produzca correctamente la función del lenguaje, al mismo tiempo que ha permitido ubicar las fallas de conexión entre esas regiones que dan lugar a síndromes que incluyen dificultad para encontrar la palabra buscada o repetición de frases y palabras, que reflejan la discapacidad para transmitir información del área de Wernicke, donde radica la comprensión del...

NEUROCIENCIAS Y DEPRESIÓN

El prestigiado neurocientífico Joseph LeDoux (Synaptic Self) ha señalado con precisión que hemos heredado una idea de la mente como una amalgama tripartita que incluye aquello que nos hace humanos: conocimiento, emociones y motivación. Quizá ello explica por qué la depresión mayor, que se caracteriza justamente por afectar lo que pensamos, lo que sentimos y la disposición para actuar, es una de las enfermedades psiquiátricas más graves e incapacitantes: altera toda nuestra forma de vivir y de ver el mundo. El trastorno depresivo mayor empezó a ser comprendido mejor  una vez que se conocieron las regiones del cerebro que forman la trilogía a que se refiere LeDoux, así como su sistema de neurotransmisión, lo que permitió ver la cadena de síntomas que incluye dificultad para concentrarse y focalizar la atención, ideación suicida recurrente; tristeza persistente; falta de impulso, ausencia de placer y apatía, como el resultado de una falla o alteración de ciertos neurotransmisores, especialmente la serotonina. Estos conocimientos, aunados a la evidencia de que en múltiples ocasiones es la herencia genética la que ha convertido al paciente en un sujeto de riesgo para el trastorno depresivo mayor, hicieron posible la optimización del diagnóstico y el tratamiento de esa afección psiquiátrica que afecta a un gran número de personas en el planeta. HOI AN, DA NANG, VIETNAM, AHORA EN UNA VISTA...

PSIQUIATRÍA Y NEUROCIENCIAS

En las últimas décadas del siglo 19, el joven médico Sigmund Freud orientaba sus investigaciones al estudio de la estructura más fina del sistema nervioso central con la esperanza de encontrar la base fisiológica del funcionamiento psíquico, al mismo tiempo que su práctica clínica le presentaba problemas para explicar científicamente, es decir, en un lenguaje no psicológico, sus hallazgos acerca de trastornos tan frecuentes en ese entonces como la histeria y la neurosis de angustia. En 1895 escribió una serie larguísima de consideraciones que constituía lo que se conocería póstumamente como el Proyecto de una psicología para neurólogos. En ese trabajo, que quedó inconcluso, Freud combinaba algunas hipótesis sobre las neuronas y sus “barreras de contacto”, que hoy conocemos como sinapsis, con otras acerca del aparato psíquico, que incluían sus nociones de represión y mecanismos de defensa; las cuestiones del yo y la sexualidad, así como  las diferencias entre el dormir y el sueño. Pero a pesar de estar convencido de que la investigación científica había demostrado que “la actividad psíquica está vinculada a la función del cerebro”, la falta de condiciones para lograr la “localización de los procesos psíquicos” o la falta de teorías científicas acerca de cómo es que las ideas “están almacenadas en las células nerviosas”, fueron factores decisivos para que Freud abandonara la neurología y se orientara,  no hacia la psiquiatría, sino hacia la fundamentación del psicoanálisis. Han pasado más de 120 años desde entonces y, aunque seguimos muy lejos de comprender la extraordinaria complejidad del cerebro, con sus miles de millones de neuronas y billones de sinapsis, lo cierto es que la investigación neurocientífica...

MARIHUANA

     Ante la posibilidad de que se produzca un aumento considerable en el consumo de marihuana una vez legalizados sus usos medicinal y recreativo, conviene recordar que más allá de la relajación, somnolencia y euforia breve que se sabe que produce la droga, es posible que se presenten otros efectos secundarios indeseables, que dependen de la dosis, las experiencias previas, el contexto,  las expectativas del consumo y los genes del consumidor. Los síntomas de intoxicación aguda en dosis bajas son alteraciones en la percepción y el sentido del tiempo y aumento del apetito; posiblemente también disminución de la memoria de corto plazo  y alteración de las habilidades motrices. En dosis altas, los efectos más frecuentes son hipervigilancia, ansiedad, paranoia o psicosis aguda (desrealización, despersonalización, alucinaciones visuales o auditivas), así como ideación violenta o suicida, que se presentan con más frecuencia en los nuevos consumidores o en aquellos que ya padecen un trastorno psiquiátrico. En los adultos jóvenes, el uso crónico de la marihuana duplica el riesgo de desarrollar un trastorno psicótico, como la esquizofrenia, y en todas las edades incrementa enormemente el riesgo de padecer depresión. ALBARRACÍN, TERUEL,...

ESTADO MENTAL ALTERADO

Un cambio agudo en el estado mental de una persona es una forma vaga y no muy precisa de referirse a cualquier cambio en el estado de ánimo, la conducta, las habilidades psicomotrices y/o las habilidades cognitivas, que incluyen el nivel del estado de alerta y la orientación. “Estado mental alterado” no es un diagnóstico, sino un grupo no específico de síntomas neurológicos que pueden ser causados por problemas psiquiátricos, encefálicos o por procesos asociados con los contenidos intracraneales, que son sangre, líquido céfalo raquídeo y cerebro propiamente dicho. Los trastornos psiquiátricos que pueden causar un estado mental alterado incluyen la esquizofrenia y otras psicosis, el episodio maníaco del trastorno bipolar, la depresión mayor y el avance acelerado de una demencia. En el caso de las encefalopatías agudas, el estado mental alterado puede deberse a una disfunción cerebral generalizada por procesos tóxicos o  metabólicos, mientras que los procesos intracraneales que pueden alterar el estado mental son infarto, derrame y neoplasma cerebrales. Todo estado mental alterado requiere de una evaluación cuidadosa, pero especialmente cuando la persona está severamente descompensada, muestra un comportamiento impredecible o cuando están en peligro su integridad y la de los demás. GÖREME, CAPADOCIA,...